jueves, 17 de mayo de 2012

CASTRO DE COAÑA



El castro de Coaña, El Castrillon o Castilón es un castro situado cerca de Coaña (Asturias, España). Fue el primer castro estudiado y actualmente es un Monumento Histórico Artístico, contando desde 1993 con un Aula Didáctica.

El castro data del siglo I perdiendo importancia a partir del siglo III. Fue excavado en 1878 por José María Flórez y tras la Guerra Civil se realizarían diversas intervenciones llevadas a cabo por Antonio García y Bellido y Juan Uría Ríu, quienes contribuirían notablemente a la elaboración del paradigma céltico asociado a los pueblos del Norte peninsular.


El sistema defensivo del castro está compuesto por una muralla, un foso y varios torreones. En su interior se diferencian dos espacios claramente: el recinto superior, que se cree que servía para guardar el ganado y carente casi de edificaciones; y el Barrio Norte, poblado con unas 80 cabañas con otra muralla perimetral más pequeña, situado debajo. A partir de este número se calcula que han llegado a vivir en él entre 1500 a 2000 personas.

La estructura de las edificaciones es la típica que se encuentra en esta zona: planta circular y con porche y construida con pizarra y barro con tejado vegetal o, muy raramente, de pizarra. Otros edificios son ovalados o rectangulares con esquinas redondeadas y tienen tabiques. Las calles están enlosados y tienen un sistemas de desagüe.

Edificio singular es El Torreón, una atalaya desde la que se supone se realizaban labores de vigilancia dentro del recinto superior.

En una pequeña terraza, sobre el camino de acceso, existen dos construcciones (que en realidad se sucedieron en el tiempo) que tienen la característica de tener alguna de sus cámaras cubiertas por una falsa bóveda, suelo enlosado con canalizaciones y una gran pieza monolítica de granito en forma de bañera. Estas edificaciones se han interpretado como hornos crematorios o como termas.


Cerca del castro se conserva una estela discoidea con un metro y medio de altura y cuyo disco tiene un diámetro de un metro. La cara anterior es rugosa y parece desgastada mientras que la posterior tiene una forma ligeramente cóncava. Algunos han intentado establecer una relación con el castro cercano, otros hablan de una representación de una divinización pagana del sol. Con la llegada del cristianismo a la región en el siglo V su carácter divino fue asimilado y comenzó a llamársele la Piedra de Nuestra Señora.

lunes, 19 de marzo de 2012

FIESTA DE LOS "HUEVOS PINTOS" EN POLA DE SIERO



Es una de las fiestas más importantes de Asturias, no en vano está declarada de Interés Turístico Nacional desde 1968.
En abril de 2004, la Oficina de Patentes y Marcas del Ministerio de Ciencia y Tecnología concedió a Pola de Siero, la capital sierense, la explotación en exclusiva del nombre de este festejo multitudinario, pasando a disfrutar de esa patente a partir de mayo de ese mismo año. Con ello el concejo de Siero lograba tener registradas sus tres grandes fiestas: Les Comadres, El Carmín y Los Huevos Pintos.
Consiste la fiesta en la exposición, venta y regalo de huevos pintados artesanalmente, cuyos dibujos de figuras y escenas típicas van acompañados de frases, símbolos, etc., en colores vivos y variados. A esto se añade la gastronomía y el folclore: espicha, sidra, meriendas, canciones, danzas, la recuperada puya o subasta del ramu..., para terminar a altas horas de la noche con la típica verbena.
La simbología del huevo se sintetiza en el concepto de la vida; es la eclosión vital que se renueva y permanece.

Esta costumbre de pintar y decorar huevos existe hoy en día con gran arraigo en países como Rusia, Alemania, Inglaterra, Grecia, China, en la inmensa mayoría de los países del Este de Europa, así como en diversas localidades españolas, como es el caso de Cañada del Rosal, sito en la parte oriental de la provincia andaluza de Sevilla, lugar colonizado en el siglo XVIII por alemanes, y donde perdura la costumbre de pintar los huevos cocidos en la Pascua de Resurrección como «Los Huevos Teñidos», tradición que siguen manteniendo los niños y niñas.
También en Cataluña y Valencia los huevos cocidos se pintan, pero con colores de matiz homogéneo.
En Pola de Siero se celebra la fiesta de Huevos Pintos el martes siguiente al Domingo de Pascua de Resurrección y sus orígenes no son del todo exactos. Se dice que procede de Oriente, pero también se le puede suponer un carácter religioso o algo relacionado con la religión.
No existen documentos escritos que den certeza de su origen; se trata de una tradición oral transmitida de padres a hijos y de generación en generación.
La costumbre de pintar huevos en nuestra tierra parece relacionada con la llegada en el siglo XIX al concejo de Siero de gentes procedentes de distintos países de Europa para trabajar en sus minas, ya que fue en Siero donde se descubrieron los primeros yacimientos de hulla asturianos. De hecho existen abundantes datos bibliográficos al respecto.


La presencia de extranjeros en este municipio y, con ella, la llegada al mismo de tradiciones autóctonas de sus lugares de origen, influyeron con el paso de los años en la población local, haciendo arraigar en la misma sus costumbres. Buena prueba de esta influencia es el hecho de que la costumbre de pintar huevos únicamente se conserve en los municipios de Siero y Langreo, limítrofes entre sí, donde se produjeron los primeros asentamientos de mineros extranjeros.
Hasta finales del siglo XIX, los huevos se cocían con sarrio (hollín de las antiguas cocinas asturianas, en las que exclusivamente se quemaba leña de roble), y castañas, lo que daba a la cáscara un color oscuro, un color prieto, llamándose huevos prietos a los que se pintaban con este procedimiento.
La invención de las anilinas dio paso a que se empleara este producto para el teñido de los huevos, coloreados con anilina, y al ser ésta muy fluida por estar disuelta en agua, se secaban muy pronto. A continuación, ayudándose de palillos punteados mojados en ácido nítrico, se escribían nombres, dedicatorias, dibujos, etc.
En la actualidad, la técnica de pintar huevos es el resultado de una gran evolución: se pintan con plumilla, acuarela y óleo, dependiendo la calidad del virtuosismo de su autor. Éste precisa de una depurada técnica para plasmar sobre su superficie el motivo elegido, lo que reviste una gran dificultad, derivada no sólo de su irregular superficie, sino de la textura de la cáscara, que exige que la coloración se realice en caliente, etc.
Este cambio afectó también con el paso de los años a la organización y desarrollo de la fiesta.
Actualmente, durante el martes de Huevos Pintos, la inmensa mayoría de los habitantes de la villa de Pola de Siero visten el traje regional para asistir a los diversos actos de ese día: bendición de los Huevos Pintos en bable, desfiles de carrozas y grupos folclóricos, etc., dando así un realce, una brillantez y un colorido que hicieron posible la calificación de Capital de la Asturianía a Pola de Siero.
El visitante que llegue ese día a esta villa se encuentra con el hecho singular de poder adquirir como recuerdo los huevos pintos que se venden en puestos situados ocasionalmente en las inmediaciones del parque Alfonso X, obra de pintores que se dedican durante gran parte del año a este trabajo artístico.